La verdad es que hasta hoy llegó mi abstinencia: no pude aguantar y me quedé hasta tarde leyendo...y ahora me dio por escribir.
Lo necesitaba mucho, casi tanto como en su tiempo necesitaba una buena fumada de ganja o una borrachera decadente.
Últimamente el calor me ha tenido hasta la madre y por un millón de razones no había querido tener un desplante así bien Carmen style, de esos que hacían que la gente se quisiera esconder en el fondo del mar o escapar un ratito del planeta... recuerdo que entonces era tan vanidosa que me creía casi una fuerza de la naturaleza; ahora pienso: alucines de niña babosa.
Por fortuna creo que estoy creciendo (aunque sé que escribir siempere seguirá siendo una especie de refugio) y veo con cierta ternura condescendiente algunas cosas del pasado. No sé si eso me convierte en una soberbia o qué, pero qué demonios... a estas horas la claridad se escapa por la rendija de una ventana que dejé entreabierta para no morir sofocada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario